Monday, April 27, 2009

Otro videíto

Nada más es una respuesta a todos los que me acusaban de no dar la cara.

Tuesday, April 07, 2009

Malditos humanistas



El otro día andaba de lo más tranquilo regodeándome en mis ínfulas de intelectual antiestablishment de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, tomando clases de marxismo transcolonialista aplicado al budismo y de hiperteoría de la postpoesía húngara, cuando de pronto, debido principalmente a que las abstracciones que intentaba llevar a cabo en mi cerebro eran tan gigatrónicas (buscaba refutar a Sócrates desde Heidegger aplicando fórmulas de teoría de cubos mientras jugaba tetris en mi celular), olvidé en un descuido mi chamarra en el salón de clases.

Así es. Mi chamarra. No un fajo de euros, ni un lingote de oro, ni un rólex de platino con Malverde con incrustaciones de diamante en los ojos de fondo.

Cuando más tarde en la oficina me di cuenta de lo ocurrido, por supuesto que no me preocupé en lo absoluto. Al contrario, traté de aminorar mis sospechas pensando:
“Decomposer, ¿cómo te atreves a pensar que no va a aparecer tu chamarra? ¡Usa la maldita lógica! Si en un país del oeste de Europa, las personas comunes y corrientes con educación de corte nada humanista devuelven los objetos encontrados a la sección de artículos perdidos de los aeropuertos, escuelas, estadios, etc. ¿Cómo se te ocurre que alguien con educación humanista en la Máxima Casa de Estudios de tu país no va a comportarse al menos con el decoro y civismo de un europeo de tercera?"


Ja. Resulta que al día siguiente fui a preguntar a todos los limpiadores, cuidadores, a la gente del departamento de servicios generales, etc., y nadie tenía noticia de nada. Coloqué también hermosos carteles por toda la facultad, que no tardaron en ser arrancados por aquel individuo quien asumo robó mi chamarra (pues sólo arrancó mi cartel, mientras que los que estaban junto a éste, a pesar de ser muy viejos, permanecieron intactos).
La siguiente semana me quedé esperando que alguno de mis compañeros de clase me devolviera mi chamarra encontrada, pero no ocurrió. Ni en mi clase ni en la siguiente que se llevó a cabo en ese mismo salón.

Lo peor del asunto, lo que realmente resulta patético, es que los burócratas de servicios generales me dijeran lo poco común que resultaba que la comunidad escolar devolviera los artículos que se encuentran. Que en muchos casos, cuando se pierden las cosas, me comentaron que “son los mismos compañeros los que los toman“. Por supuesto, esto no me pareció digno de una Facultad de filosofía y sí de un reclusorio, y sentí que este hecho sintomatizaba bastante bien algunos de los problemas actuales que acechan el pensamiento humanista (sobre todo la desvinculación del pensamiento humanista y académico del accionar ético y político). Así que me fue imposible no escribir una pequeña carta dirigida al pequeño asno que pensó que robarse mi chamarra era buena idea. Pensándolao bien, la hago extensa a todos los humanistas que se han chingado un celular o cualquier objeto de un alumno de la Facultad de Filosofía y Letras:



Te robaste mi chamarra. Coloqué anuncios, fui a servicio generales, hice todo el rollo. En cambio tú no hiciste ningún intento por devolverla a los encargados escolares, ni tampoco por comunicarte conmigo (por el contrario, los afiches amanecieron arrancados). Así que te escribo una carta de agradecimiento por ello, la cual hago extensa a todos los que se han clavado un libro, un celular, o una prenda en esta Facultad sin pensar en el daño que le ocasionan a la comunidad universitaria.

Estimado(a) ladrón(a) de chamarras:

Gracias por confirmar por medio de tu estúpido y cretino acto (robarte mi chamarra) que la crisis de pensamiento de la que hablan la mayoría de los filósofos actuales tiene algo de cierta. Gracias por darle un poco de razón a todos esos escritores comemierdas de derecha que acusan nuestras carreras de ser inútiles. Gracias por mostrarme que alguien puede pasar cuatro años en la dizque Máxima casa de estudios cultivándose con el dizque aprendizaje de las humanidades sin que ello se refleje en una conciencia o una moral un poco más sofisticada que la del gandalla promedio. Gracias por confirmarme que las universidades no necesariamente forman seres humanos decentes y mínimamente honestos, y que todas esas personas que pens(ábamos)amos que los libros y la cultura son buenas formas de combatir la ignorancia de un pueblo est(ábamos)amos de cierto modo equivocados: ahí estás tú, ejemplo de una persona educada que se comporta como si su conocimiento no sirviera para otra cosa que elucubrar temas de trabajos académicos chaquetos llenos de verborreo.
Gracias por enseñarme que alguien que se dedica al estudio de la ética puede comportarse de una manera no ética. Gracias por revelarme que incluso aquí, en lo que se supone es el edificio donde se congrega la supuesta punta de lanza intelectual de una nación de 110 millones, donde diario nos meten por la garganta la idea de que es un honor estudiar, y donde nos jactamos entre todos de ser bien Críticos y Chingones y superiores a la Mundanidad de esa letrina intelectual que llamamos patria, de pronto nos podrían vendir bien algunos afiches de moralismo chatarra de la Fundación Televisa o del Consejo Coordinador Empresarial, recordándonos que robarle al prójimo es
bien mala onda.
Porque me cae de madres, amigo(a) ladrón de chamarras, que no te robaste mi chamarra ni por necesidad, ni por frío, ni por otra cosa que no fuera el hecho de que te pareció fácil recoger algo que no te pertenecía y guardártelo. Lo hiciste porque pensaste que te podías salir con la suya, y por lo tanto mostraste que no te importa pasarte por el arco de tus sudores más malolientes los valores filosóficos y sociales que tanto supuestamente estudias si ello te redituaría en una ganancia (la vieja escuela llama eso ser un intelectual orgánico). Gracias por tirar las lecciones socráticas y kantianas a la basura y de paso mostrarme que no debo esperar más de ciertos colegas de lo que podría esperar de una jauría de perros famélicos frente a un trozo de carne. Gracias por enrarecer el ambiente y fomentar una desconfianza hacia el prójimo que no debería de existir en un espacio como el nuestro. Gracias por mostrarme que en la Facultad donde hace unos años se concentraba el pensamiento político, el idealismo, y la voluntad de crear un país y continente más justos e igualitarios, hoy en día la crisis de valores es tal que la gente no es capáz de devolverle una pinchurrienta chamarra a su dueño. Gracias por demostrarme que se puede estudiar una carrera humanística sin interiorizar valores humanistas, que es válido sarandear los valores de los pensadores como si fueran un saco de frijoles en una central de abastos. Gracias por demostrar que la despolitización y la estupidez están al alza, y que incluso han logrado extender sus mugrosos tentáculos a nuestros salones.

¿Cómo la ves? Pues te quedaste con la chamarra, así que asumo que tú crees que te saliste con la tuya. Pero mira el precio: la UNAM y la sociedad invirtieron miles de pesos en darte una educación que supuestamente te convertiría en un humanista y tú a la primera resultaste ser poco más que una baba, que una sabandija que no ha aprendido un carajo.
Debería caérsete la cara de verguenza, bobo(a).